CUENTO DE NAVIDAD
INCREÍBLE NAVIDAD
Se acercaba el fin del año
1967, la familia integrada por mis padres,
mi hermana menor y yo disfrutábamos de
un domingo familiar en un parque cerca de un pequeño río al cual acudíamos
frecuentemente con la finalidad de disfrutar de: comida, juegos y convivencia
en el campo.
Al parecer todo era normal,
nosotras jugando, nuestros padres platicando,
sin embargo algo empañaba la felicidad de mi padre, una gran preocupación
cruzaba por su mente, mi madre discretamente lo escuchaba tratando de mantener la calma con la mejor
intención de no preocuparnos.
La empresa donde trabaja mi
papá cerraba sus puertas, dejando sin empleo a todos sus trabajadores, causando
una situación angustiante en cada uno de sus hogares.
Mi madre le decía –no te preocupes,
ya verás todo estará bien, pero la preocupación
de mi padre no tan solo era, estar sin
empleo, sino que se acercaban fechas muy importantes y no contaba con el
recurso suficiente para las celebraciones,
que en años anteriores habían sido
completamente diferentes.
Año con año se esmeraba para
que las cenas de noche buena y año nuevo fueran muy completas con muchos
regalos y adornos, pero este año sería diferente.
En vísperas de Noche Buena
mi madre nos llevo al campo a buscar una rama la cual se adornaría para la gran
celebración del nacimiento de Jesús, fue muy interesante buscar una rama la que se pintaría de agua con cal, el efecto
era maravilloso, esta se decoró con escarcha y algunas esferas y fue colocada
cerca del comedor, para que todos pudieran disfrutarla, realmente era mucho más
hermosa que los típicos pinos que en navidades anteriores habíamos tenido.
Al otro día tempranito mi
madre nos convoco y escuchamos con atención.
-Hoy es:¡ NOCHE BUENA! y la casa debe estar radiante, así que chicas hagamos equipo para
que terminemos pronto y me ayuden a preparar la cena, emocionadas accedimos a realizar
actividades necesarias para que la casa pareciera impecable, las cuales no eran
muchas pues con 5 y 6 años no serviríamos
demasiado, pero el entusiasmo estaba puesto.
En un dos por tres se limpió
la casa, se instaló el nacimiento, y no fuimos directito a bañarnos mientras
mamá realizaba los demás preparativos, mi padre sorprendido solo observaba y
trataba de ayudar en lo que se podía.
Al llegar la tarde mi madre
se dispuso a preparar masa pues en esta ocasión el platillo principal serían
¡BUÑUELOS!, lo sorprendente es que nunca antes ella había preparado tan
delicioso manjar, todos nos acercamos a observar el proceso, con gran alegría
mi madre amasaba y cantaba villancicos, al dejar reposar la masa mi padre nos
leyó un cuento de navidad, una vez pasado el tiempo de reposo mamá nos invitó a
extender la masa, con gusto realizamos la actividad , una vez extendida la
masa, entre mi padre y ella fueron friendo los buñuelos mientras nosotras entre
juegos y cantos los observábamos, se veía tan deliciosos que mi hermana trataba
de robarse uno colocándose a escondidas bajo
de la mesa y sacando su manita para alcanzarlo. Vaya que fue sorprendida varias
veces y no logró el objetivo.
Al llegar la noche mi madre
se dispuso a limpiar todo y poner la mesa, con el mantel más blanco que jamás
había visto.
Sobre el mantel se colocó
una hermosa charola con los deliciosos buñuelos, además alrededor de ellos mi
madre colocó chiclosos y caramelos lo que hacía más atractiva la
imagen, también preparó té y café.
En un momento determinado nos
llamó a la mesa adornada tradicionalmente con dos flores de
NOCHE BUENAS GIGANTES cortadas de nuestro jardín, dando gran colorido, se veía
todo tan hermoso que hasta la fecha recuerdo con agrado.
El evento tan esperado había
llegado mi hermana y yo fuimos comisionadas para arrullar al niño Dios y entre
rezos y villancicos, realizamos tan
importante acto.
Posteriormente, nos sentamos
a disfrutar de la deliciosa cena navideña, y mi padre con lágrimas en los ojos
pudo observar que por lo que se encontraba preocupado se había convertido en la
mejor cena navideña del mundo , preparada por toda la familia, con un pequeño presupuesto mi madre había hecho
magia y nos organizo para celebrar la mejor de las NAVIDADES DE MI VIDA.
No cabe duda que lo que se
hace con AMOR deja trascendencia.
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