LEYENDA "LA MULATA DE CORDOBA"
LEYENDA LA MULATA DE CÓRDOBA.
Una
de las leyendas más leídas y que dan identidad a nuestra bella ciudad de Córdoba, Veracruz es sin duda la leyenda
de: “LA MULATA DE CÓRDOBA”.
Texto
que ha dado identidad a nivel mundial a nuestra región, aunque algunos
comentaristas no están de acuerdo que esta narración se refiera específicamente
a nuestra ciudad.
Aquí
una breve reseña de tan interesante texto.
Cuenta la leyenda que a finales del siglo XVII una bella mujer
habitaba uno de los montes más altos en la bella ciudad de Córdova,
Veracruz.
La
mujer por medio de algunas hierbas y ciertos rituales, atendía a algunos
habitantes del pueblo, pues siempre lograba curarlos de alguna enfermedad o de
algún mal de amores.
Poco
a poco “La Mulata” como todos la conocían fue adquiriendo fama, pues su
inexplicable belleza parecía embrujar a los hombres y sus poderes curativos
hacían a todos pensar que se trataba de una bruja o de una hechicera.
Un
día el alcalde, Don Martín de Ocaña, por medio de costosos regalos trató de
conquistarla, pero “La Mulata” siempre se negó a recibirlo y a salir con el.
La
molestia de Ocaña fue tan grande que acusó a la “bruja” de hacerle beber un
brebaje para que perdiera la razón, motivo que las autoridades tomaron como
acusación, de forma que la bella mujer fue lleva a la fuerza a la cárcel de San
Juan de Ulúa.
La
condena que recibió fue morir quemada en leña verde frente a todo el pueblo.
Una
noche antes de que su vida finalizara, “La Mulata” pidió un gis al guardia de
seguridad, objeto que utilizó para dibujar en la pared de la prisión un gran
barco que se encontraba varado en el mar.
Al
otro día y antes del crepúsculo, la mujer preguntó al guardia qué era lo que
hacía falta a su barco, a lo que el hombre respondió: ¡Que navegue!
Ella
tranquilamente solo le respondió: Mira cómo navega… (la hechicera saltó al
barco mientras éste avanzaba entre las olas para perderse en el horizonte que
ella misma había dibujado.
Los
ojos del guardia no podían creer lo que veían y después de eso nadie más supo
nada de la encantadora mujer.
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