CASOS DE MAESTROS

 



DEL BAÚL DE MIS RECUERDOS.

Durante mi infancia mis padres corregían mi conducta con una mirada firme, un jalón de orejas, castigo o cuando la cosa era grave un cinturonazo muy oportuno.

Más adelante al llegar la adolescencia mi madre tenía preventivos y uno de ellos era decirnos;

”VE CON DIOS”, cuando escuchábamos esto nos alineábamos o venía catástrofe.

Un día dando clases de contabilidad con un tema que requería mucha atención por parte de los alumnos, un chico que se caracterizaba por su MARAVILLOSA CONDUCTA, empezó a distraer al grupo, ante esto le comente, - si no te interesa estar en clase, no hay problema, puedes salir pero no distraigas a los compañeros, sin dudarlo me dijo – ME VOY a lo que yo conteste - VE CON DIOS.

Al salir del salón no tuvo problema al dirigir sus pasos hacia la calle pues los demás grupos ya estaban saliendo.

30 años después me encontré a un apuesto caballero acompañado de un joven, se dirigió a mí y se presentó diciendo que era dicho personaje a quien yo lo había mandado con DIOS. Me presentó a su hijo y me hizo el siguiente comentario:

Se acuerda cuando estaba dando lata en la clase de contabilidad y usted me dijo VE CON DIOS?, ese día andaba nervioso pues a punto estaba de dejar la escuela pues mi padre tenía dos meses sin trabajo y ya no había dinero para pagar la escuela.

Cuando usted me dio permiso de salir fue como un desahogo y sabe me iba a ir a las canchas a jugar, pero recordé sus palabras VE CON DIOS y sí eso hice, fui a la iglesia, me dirigí al santísimo y lloré por mi situación, al salir me dio hambre y decidí ir a la casa, al llegar a casa, mi familia estaba feliz y hasta un pastel había pues era mi cumpleaños y yo no me acordaba, en ese momento me dijeron que mi papá había encontrado un muy buen trabajo y mis problemas se solucionaron, tan feliz me sentí que nunca le agradecí que me hubiera mandado a VER A DIOS.

Quiero decirle profe que esto siempre se lo he contado a mis hijos, a lo cual el joven que lo acompañaba afirmo con la cabeza, le doy las gracias ahora que en ese momento me haya mandado a VER A DIOS.

Como maestros debemos cuidar las palabras que expresamos a nuestros alumnos, pues con ellas los podemos llenar de FE, CONFIANZA Y AMOR o pueden generar todo lo contrario.

Y YO LE DOY GRACIAS A DIOS POR HABER HEREDADO TAN SABIAS PALABRAS DE MI MADRE.

 

 

 

 

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