LO VALIOSO DE LAS FAMILIAS

  

LO VALIOSO DE LAS FAMILIAS.

La riqueza de un país se mide no solo por sus bienes económicos, sino sobre todo por la vitalidad de su cultura y los valores de su gente para armonizar el bienestar individual y el desarrollo de la comunidad.

Los seres humanos nos educamos primeramente en la familia. Allí aprendemos o deberíamos aprender, a colaborar, compartir, respetar las reglas, afirmar la verdad y distinguir lo que está bien de lo que está mal según las pautas de nuestra cultura. En la familia se trasmiten valores, allí aprendemos a conducirnos y a formar nuestro criterio.

Es en la familia donde se ofrecen las bases y se procuran los elementos para entender, contrastar, aceptar o rechazar lo que otras instituciones o grupos nos ofrecen.

Educar es una tarea tan importante que compromete los valores y la integridad de cada padre o madre, por eso es una responsabilidad personal,  para educar no hay recetas, sin embargo lo debemos de hacer de la mejor manera posible.

Son los padres quienes enseñan muchos de los elementos que conforman la cultura de cada sociedad, los cuales están presentes en el lenguaje, la forma de organizar la vida cotidiana, los modos de relacionarnos, los ritos con los que celebramos la vida y asumimos la muerte, las formas de trabajar y de producir, incluso la manera de entender el mundo.

Las familias transmiten, conservan y transforman el panorama de su existencia, cada familia es única y por consiguiente cada grupo familiar enfrenta retos diferentes y educa a partir de su propia situación, de sus condiciones de vida, de su historia y de su proyecto de vida.

A diferencia de las escuelas, los libros o los medios de difusión, que también nos educan, lo que se adquiere en la familia tiene la característica de estar marcado por el afecto.

El niño está pendiente de cualquier expresión de amor o rechazo de sus padres, por eso lo que aprende en la primera infancia deja huella profunda en su personalidad, puede sembrar principios que nos serán útiles toda la vida, en otros casos siembra prejuicios o actitudes difíciles de superar.

Los niños aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos, aprenden de la conducta de papá y mamá, hermanos y posteriormente de la sociedad.

Educar a nuestros hijos nos compromete de manera integral. Si queremos ser buenos educadores debemos de ser coherente con los valores que predicamos.

Una buena estrategia para lograr esta misión es tomar en cuenta lo siguiente:

1.- Piensa en tu hijo, como quieres que sea, que quieres que logre, como deseas su futuro, para llegar a ello será necesario, conocer ampliamente a tu pequeño, saber escucharlo y comunicarte asertivamente con él, conocer sus gustos, cualidades, habilidades y competencias, así como sus debilidades y carencias, de esta forma podrás comprender y apoyar a tu pequeño, pero lo más importante es estar consciente que tu eres el ejemplo a seguir y si quieres que tu hijo sea un gran matemático, debes ser talentoso en tal habilidad.

Cómo padres debemos responsabilizarnos  en la medida que podamos y prepararnos o por lo menos informarnos de los intereses de nuestros hijos y de esta forma ser el primer escalón en el ascenso del éxito de nuestros hijos.

2.- Jerarquiza tus metas: personales, laborales, sociales y familiares, organízalas de tal manera que atiendas adecuadamente cada una de ellas de ser posible integra a tu familia para que juntos celebren grandes logros. No hay mejor equipo que la familia unida.

3.-Darle a todo su espacio, tiempo y lugar, un gran reto de los seres humanos es equilibrar tiempo y prioridades, de esta forma tu familia tendrá una gran calidad de tiempo en cada momento que convivan, pero sobre todo tendrás la oportunidad de crecer con tu hijo y juntos llegar al ÉXITO PLANEADO





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